Macondo: eine Geisteshaltung

Der Ort Arracataca in Kolumbien und seine Bewohner profitieren seit langem von neugierigen Literaturtouristen, die den Personen im Roman in der realen Welt nachstellen. Da kann man dann auf die Frage: „Wo wohnt denn Petra Cortes“ eine klare Antwort bekommen: Gleich hinter dem Bäcker im weißen Haus mit dem Papayabaum. Marquéz kannte die Umtriebigkeit der Dorfbewohner. Er erklärt ihr buntes Treiben mit der Phantasie der Besucher als Fälschung der Welt.

“Siempre he tenido un gran respeto por los lectores que andan buscando la realidad escondida detrás de mis libros. Pero más respeto a quienes la encuentran, porque yo nunca lo he logrado. En Aracataca, el pueblo del Caribe donde nací, esto parece ser un oficio de todos los días. Allí ha surgido en los últimos veinte años una generación de niños astutos que esperan en la estación del tren a los cazadores de mitos para llevarlos a conocer los lugares, las cosas y aun los personajes de mis novelas: el árbol donde estuvo amarrado José Arcadio el viejo, o el castaño a cuya sombra murió el coronel Aureliano Buendía, o la tumba donde Úrsula Iguarán fue enterrada —y tal vez viva— en una caja de zapatos. Esos niños no han leído mis novelas, por supuesto, de modo que su conocimiento del Macondo mítico no proviene de ellas, y los lugares, las cosas y los personajes que les muestran a los turistas solo son reales en la medida en que éstos están dispuestos a aceptarlos. Es decir, que detrás del Macondo creado por la ficción literaria hay otro Macondo más imaginario y más mítico aún, creado por los lectores, y certificado por los niños de Aracataca con un tercer Macondo visible y palpable, que es sin duda el más falso de todos. Por fortuna, Macondo no es un lugar sino un estado de ánimo que le permite a uno ver lo que quiere ver, y verlo como quiere”

Den Bericht von Alberto Salcedo Ramos dazu gab es in Ecos, marzo 2014, S.13 und im Cubamagzin.